Técnicas de pobreza

La genética de la riqueza
No muy lejos de aquí, hace apenas unas décadas nacieron dos hermanos (Pepe y Fer) en un cálido día de abril. Su padre, un hombre de campo, acostumbrado al trabajo constante, pensó que su mejor herencia era regalarles un terreno en donde cada quien podría construir su casa y su felicidad. Las propiedades de cada uno eran idénticas, mismo tamaño, misma localización, mismo valor. De hecho, un terreno estaba al lado el otro
Los hermanos no pudieron recibir mucho más de su padre, apenas iban a terminar la escuela secundaria cuando murió, dejando a los jóvenes con su herencia, pero muy poca experiencia para la vida. Gracias al esfuerzo de su madre, terminaron la preparatoria a dura, de modo que ambos tuvieron que empezar a trabajar y buscar el modo de superarse en la vida.
Pepe y Fer eran muy parecidos físicamente y en su modo de ser. Hacían los mismos gestos, usaban las mismas palabras y hasta sus risas sonaban igual. Pero tenían una mentalidad diferente
Pepe tenía un gran corazón, pero muy poco interés por los números. Prácticamente todas sus decisiones estaban basadas en darle gusto a las personas que quería. Se desvivía por ellas y era capaz de hacer cualquier cosa por complacer sus deseos, así fueran regalos costosos que compraba a crédito o una fiesta espectacular para el día de las madres. Le parecía que el hecho de que vivía al día, prácticamente sin dinero, era lo normal y que esto nunca cambiaría.
Fer también tenía buenos sentimientos para los demás, pero se inclinaba por recapacitar sobre el futuro. De modo que se preocupaba por los años en los que su madre ya no podría trabajar para sostenerse, por lo que planeaba alternativas para ayudarla en esos duros tiempos que vendrían. Lo mismo hacía con su vida. Tenía la capacidad de sacrificar el presente para construir un futuro mejor.
Invertir no es gastar
Para poder construir su casa, Pepe vendió la mitad de su terreno. Aunque creyó que podría edificar una casa de dos pisos, apenas le alcanzó para construir el primero. El dinero se agotó antes de lo esperado, así que su casa quedó a medio terminar: las paredes desnudas, el piso sin acabar y las tuberías expuestas. Apenas tuvo lo suficiente para comprar unas ventanas de segunda mano que puso a medias en su casa. Le urgía meterse con su familia a vivir ahí, debido a que tenía demasiadas deudas y no podía pagarlas si no dejaba de pagar la renta.
En cambio, Fer habló con su esposa. Le pidió que esperaran a tener hijos hasta que pudieran darles una vida digna. Dividió su terreno en tres partes. En una parte viviría en una cabaña de madera con apenas lo indispensable. En la otra construiría la casa de sus sueños y en la última parte sembraría diferentes productos para autoconsumo, compraría gallinas y con el tiempo quizá algunos cerdos.
Cuando Pepe vio las gallinas de Fer también decidió comprar algunas, pero cómo no tenía su terreno cercado, estas se escapaban y terminaba perdiéndolas por diferentes razones. Para construir una cerca empezó a traer llantas viejas y armazones de colchones usados dando a su casa un aspecto de pobreza y miseria, especialmente en tiempos de sequía en donde su terreno se llenaba de tierra y basura.
Fer, en cambio, decidió hacer una cerca empalizada con ramas y troncos que recogía del bosque. Los cortaba y los acomodaba de una forma simétrica, dando a su terreno un aspecto rústico y campirano. No había en su terreno un espacio desaprovechado. Lo que no estaba sembrado estaba empedrado y era un patio útil para usarse en cualquier temporada. Las piedras las fue recogiendo del bosque también y poco a poco, día tras día su casa fue adquiriendo un aspecto de rancho en prosperidad.
La pobreza mental
Poco a poco, día a día, Fer acumulaba riqueza, porque tenía una mentalidad de riqueza. Los centavos se volvieron pesos y los pesos cientos, miles y cientos de miles. Mientras tanto Pepe, sentado en una silla vieja, cada tarde después del trabajo, observaba como acumulaba pobreza, se lamentaba de no ganar suficiente, de que el gobierno no le ayudara y de que en la vida no había tenido suerte para hacer dinero.
Cuando cumplieron 60 años hicieron una reunión para festear el acontecimiento. En ella Pepe le comunicó a su hermano Fer que tendría que vender su casa para poder pagar sus deudas, ya que no tenía trabajo, ni dinero para mantener a él y a su esposa. Fer ofreció comprarle la casa y dejarlo vivir ahí hasta el final de sus días. No necesitaba dinero, su rancho era próspero, con el tiempo había logrado otras inversiones y amaba a su hermano.
El hermano pobre pensó que su hermano rico sólo tenía buena suerte, jamás entendió porque ambos tuvieron diferentes fortunas si empezaron con la misma fortuna y la misma educación.
Técnicas de Pobreza
-Pensar que los números no importan
-Vivir el presente
-El amor se muestra con dinero
-No distinguir entre gasto e inversión
-No desarrollar una mentalidad orientada al progreso
-Vivir por arriba de nuestras posiblidades
No interesarnos por entender qué es patrimonio
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